martes, 1 de marzo de 2011

Preguntas

-          -¿Nombre?
-          -Olga Betlinski González.
-          -¿Dónde estuvo el viernes por la noche?
-          -En casa de mi padre.
-          -¿Estuvo sola?
-          -Sí. Oiga, tengo dieciséis años. No hace falta que me trate de usted.
-          -Está bien, Olga. Puedes tutearme también.
-          -Claro.
-          -Así que estuviste sola.
-          -Tsí. Mi padre salió con una “amiga” a las diez y no volvió hasta las seis de la madrugada o más o menos.
-          -¿Y eso como lo sabes?
-          -Iba muy borracho. Me despertó.
-          -
-          -No es… no es muy propio de él. Me empieza a preocupar.
-          -Así que no se emborracha a menudo.
-          -No que yo sepa.
-          -¿Alguna idea de por qué cambió de conducta ese viernes en concreto?
-          -Roxanne….
-          -¿Perdón?
-          -Roxanne. Es ESA amiga suya.
-          -¿Se te ocurre donde podríamos encontrarla?
-          -Si lo consiguen, díganle de mi parte que es una zorra.
-          -Eh, tranquilidad.
-          -Oye, mi padre no era así, ¿sabe? Esa mujer lo ha cambiado. Mi padre antes me prestaba atención… Y…. y ahora… ni siquiera me habla…
--         - Shh, no llores.
--      -   Esto..oy bien…
--       -   ¿Dices que no la podremos encontrar?
-          -No lo creo. Por lo que sé, cada día cita a mi padre en un sitio distinto… Siempre la llama ella a él… desde un número privado, encima. ¿te lo puedes creer? Es como si se escondiera, como si no quisiera que nadie la encontrara.
-          -¿Y tu padre accedió a eso desde un principio?
-          -Eso deberías preguntárselo a él.
-          -Claro… Olga, espero que lo entiendas, tenemos que hablar de tu madre.
-          -… Entendido.
-          -¿Tenía enemigos? ¿Alguien que pudiera desear que estuviera muerta?
-          -No lo sé. La verdad es que hace como cuatro años que no hablamos, así que…
-          -¿Cómo?
-          -Es un tema delicado. Mi madre no me respetaba, así que yo cogí puerta y me largué.
-          -Me parece que no te entiendo.
-          -Eso es lo mismo que preguntar por qué no me respetaba.
-          -Es la intención… Bueno, más bien mi trabajo.
-          -Ya. Supongo que yo era demasiado “hippie” para ella, que necesitaba la típica hija elegante, que va con tacones, que se maquilla y se pinta las uñas… Para ella, Cristine fue la gota que colmó el vaso.
-         - ¿Quién es Cristine?
-          -Mi novia.
-          -Entiendo.
-          -Ya. 
-          -Así que no respetaba tu estilo de vida.
-          -Sí, y encima, luego volvió arrastrándose.
-          -Seguro que se arrepentía.
-          -No.
-          -¿No?
-          -No lo creo. Lo que pasa es que Cristine y yo lo dejamos por un tiempo, y aunque ahora volvemos a estar juntas, durante esa pausa me estuve viendo… con un chico.
-         - ¿Ah, sí?
-          -Derek. Así que cuando se enteró de lo de Derek,  vino a pedir perdón.
-          -Pero a ver, antes has dicho que hace cuatro años que no os veis.
-          -Volvió hace un año, cuando lo de Derek.  Mi padre no le dejó verme. Dijo que no se lo merecía.
-          -¿Qué te pareció?
-          -Acertado. Yo tampoco quería verla.
-          -Así que siempre le has guardado rencor.
-          -Si insinúas que la maté yo, te equivocas. Mientras viví con ella, me infravaloró, me pegó, me gritó, me insultó, pero nunca, NUNCA yo me he vuelto. Nunca me rebajaría a su nivel.

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